¿Qué es el envejecimiento facial?
El envejecimiento es un proceso fisiológico determinado por múltiples factores externos e internos que pueden provocar cambios en el funcionamiento del organismo. En la piel tienen lugar cambios estructurales y funcionales que se traducen en la aparición de lo que conocemos como signos del envejecimiento. En la superficie, la piel se seca y las arrugas comienzan a aparecer. Las fibras de soporte se deterioran y dejan de renovarse correctamente. La piel pierde sustancia y firmeza, se descuelga y se forman las arrugas.
Nuestro medio ambiente, la polución, la radiación solar y el humo del tabaco generan radicales libres en la piel que pueden dañarla. Las proteínas (colágeno, elastina), los lípidos de la membrana celular y el ADN se pueden dañar, lo que provocaría alteraciones entre las que se encuentra el envejecimiento prematuro.
¿Cuáles son los primeros síntomas de envejecimiento?
Al envejecer, la piel cambia perdiendo su hidratación natural y su sustancia fundamental se deteriora. El colágeno, principal fibra de sostén de la piel, disminuye su producción. Como consecuencia, el tejido de soporte de la piel y la cohesión entre la dermis y epidermis se debilita, la piel pierde su tonicidad y firmeza. Se forman depresiones en la superficie de la piel: las arrugas, signos visibles del envejecimiento cutáneo y que principalmente aparecen el rostro.
¿Cuáles son las causas del envejecimiento de la piel? ¿Por qué envejece?
Existen diferentes mecanismos implicados en el envejecimiento facial:
- La acción de los músculos: la piel trabaja constantemente debido a los movimientos de los músculos subcutáneos. Estas micro-contracciones continuas favorecen la formación de líneas, ya que la piel se defiende de este estiramiento y tensión formando arrugas y líneas de expresión.
- Modificación de los constituyentes de las capas de la piel: el envejecimiento intrínseco y el envejecimiento causado por factores externos, principalmente el envejecimiento causado por el sol, provocan modificaciones en la cohesión entre la dermis y la epidermis.
- Modificación del relieve de la piel: con el paso del tiempo, la superficie de la piel se modifica. Disminuyen los factores naturales de hidratación, la actividad de las glándulas sebáceas o la renovación celular. Así la piel se deshidrata más fácilmente, presenta sensación de sequedad o una textura no homogénea.
- Exposición a la radiación UV. La radiación solar es capaz de inducir la producción de “radicales libres”, estas moléculas mediante reacciones de oxidación pueden ser capaces de alterar las células y fibras. El humo del tabaco, el alcohol y la polución son factores agravantes.
- En las mujeres, la menopausia también acelera el proceso de envejecimiento. Además, con la edad, las fibras de colágeno sufren la glicación haciéndolas más rígidas.
¿Cómo evitar el envejecimiento de la cara? Consejos para el día a día
Aunque haya varios condicionantes que no podemos alterar, sí que existen unas pautas que pueden ayudar a que nuestro rostro no muestre las señales del paso del tiempo de manera anticipada.
- Nutrición. La ingesta de antioxidantes procedentes de frutas y verduras ayudará a neutralizar o al menos prevenir la formación de los radicales libres que dañan la piel.
- Mantener una rutina facial eficaz regular. Una piel bien cuidada resistirá con mejor aspecto el día a día. Una limpieza concienzuda y la aplicación de una crema de día protectora, una crema de noche reparadora y un sérum antiedad a modo de cura son gestos básicos que siempre suman.
- Protección solar adecuada y constante. Así evitamos la acción degenerativa que produce la radiación ultravioleta sobre las células epidérmicas y que, en el peor de los casos, su efecto acumulativo puede desencadenar procesos cancerosos.
- Sueño reparador. La regeneración diaria de los tejidos es crucial y para ello necesitan cierta calidad en el descanso nocturno.
Tratamiento cosmético de prevención
El mantenimiento de una rutina diaria de cuidados ayudará a minimizar los signos del envejecimiento facial. Su principal objetivo será doble:
- Hidratar la piel para preservar su función barrera, que se va deteriorando con el tiempo y así mantener su elasticidad, tonicidad y firmeza.
- Reparar mediante un aporte suficiente de nutrientes que ayuden al normal funcionamiento de las células y de antioxidantes para evitar el estrés oxidativo.
Por la mañana, debemos comenzar con una buena limpieza, un buen aliado es el Agua Micelar Anti-edad. La Provençale Bio , seguida de hidratación y protección con FPS. Nuestro favorito para comenzar la jornada es la Crema Anti-edad de Día. , que incrementa la hidratación de la piel para que se vea más lisa, elástica y firme. Suaviza las líneas de expresión, gracias al aceite de oliva BIO que contiene su fórmula, mientras disfrutas de su delicioso aroma a jazmín y mimosa.
Por la noche, de nuevo empezamos desmaquillando y limpiando para seguir con un aceite sérum antioxidante y/o crema de noche. Los elegidos para cerrar la rutina son:
- El Aceite Sérum de Noche con aceite de oliva virgen BIO con DOC Provenza, rico en polifenoles, y aceite de camelina rico en omega 3. Además, contiene dos aceites vegetales más muy interesantes por ser ricos en ácidos grasos: el aceite de jojoba BIO y el aceite de argán BIO. Ambos forman parte de una fórmula que ayuda a mantener la función de barrera natural que protege la piel de las agresiones externas.
- La Crema Anti-edad de Noche, con aceite de oliva BIO rio en polifenoles, que actúa durante el sueño para regenerar la piel y combatir arrugas y líneas de expresión. ¡Al día siguiente tu rostro será otro! Nutrido, tonificado y radiante.
Con las deliciosas texturas y aromas directamente llegados de la Provenza de La Provençale Bio no habrá excusas para no cuidarse. Disfrutar y luchar contra los signos del envejecimiento es posible y con estos productos y consejos, ahora más fácil.