La piel madura suele considerarse a partir de los 50, aproximadamente. Quizá sientas que los cambios han sido de la noche a la mañana, pero venían fraguándose lentamente en las capas más profundas. Como consecuencia de los mismos, la tez madura suele caracterizarse por sufrir mayor deshidratación y sequedad, sensibilidad cutánea, opacidad y tono cetrino, textura seca y frágil, flacidez y arrugas complementadas con líneas de expresión.
A parte del paso natural del tiempo, en este proceso tiene mucho que ver el descenso en el nivel de estrógenos que se produce en la menopausia, lo que conduce a que la piel no pueda protegerse por sí misma, mantenga su hidratación o produzca colágeno como solía, con la consiguiente aparición de arrugas y flacidez.
Además, las pieles maduras suelen sufrir la pérdida natural de lípidos, como las ceramidas o los ácidos grasos, lo que contribuye a que se vea más expuesta frente a los agresores externos que amenazan su aspecto.
No existe un solo producto que pueda solucionar todos sus frentes, pero mantener una rutina completa hará que se sienta y vea mejor. Especialmente si está diseñada para fortalecer la barrera hidrolipídica, recuperar un tono uniforme y que refleje la luz y aportar un extra de nutrientes y agua que devuelva la comodidad y suavidad perdidas.
Para satisfacer todas estas necesidades se recomienda apostar por texturas con base de aceite, desde el limpiador al sérum. Además de aportar hidratación y nutrición, los aceites no agreden a la delicada y seca piel madura. Incluso los exfoliantes pueden tener aceites en su composición, pero es importante no olvidar la necesidad de eliminar suavemente las células muertas acumuladas, ya que suele ser un error común asociado a la tirantez que se siente. Apostar por exfoliantes suaves no solo favorece la renovación celular, sino que también unifica el tono y permite una correcta actuación y penetración del tratamiento posterior.
Las pieles maduras son las destinatarias perfectas para los productos certificados ecológicos por ECOCERT de La Provençale BIO, ya que todos están formulados a partir de los beneficios del mediterráneo árbol del olivo. Además de extracto de hoja de olivo, el mejor aliciente con el que cuenta la gama es el incorporar el aceite de oliva BIO, rico en polifenoles, conocidos por su capacidad antioxidante.
La rutina perfecta comporta diferentes productos, pero la estrella siempre será la crema y nosotros tenemos diferentes opciones con las que conseguirás maravillosos resultados:
Como decíamos, estos serían los cuidados específicos para piel madura, pero como siempre recomendamos a todas las tipologías, habría que complementarlos con un par de productos limpiadores para que los resultados sean inmejorables. ¡Apunta estos tips!
Una de las principales preocupaciones es la aparición de arrugas y líneas de expresión. Si es este es tu caso, y los cuidados anteriores se te quedan algo cortos, siempre puedes optar por la mejor crema para las arrugas de La Provençale BIO, la Crema Antiarrugas . Esta crema antiarrugas piel madura combate los surcos gracias al aceite de oliva BIO y su fórmula tres veces más concentrada en polifenoles antioxidantes con respecto a Crema Anti-edad de Día . Inmediatamente la tez se muestra más hidratada y tonificada; día tras día, las arrugas se reducen y el rostro se ve más radiante, revitalizado y liso, gracias a la aplicación de su textura fundente con delicado perfume floral.
Hasta aquí todo lo que sabemos sobre piel madura y los mejores tratamientos específicos para poder sacarle el máximo partido. Si te has quedado con ganas de más, siempre puedes revisar este tema donde hablamos de las reglas de oro para que este tipo de casos luzcan bellos, saludables y juveniles más tiempo.